Veleidad | ||||
(不安定, Funatei) | ||||
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Información | ||||
Anterior | El Inicio, Su final, Mi Comienzo | |||
Número | Especial # 7 | |||
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Guerra. Quizá uno de los acontecimientos más tristes y terribles de nuestra indolente humanidad, no puede evitar venir sola, sino que también le gusta traer a más de sus amigos, las desgracias, consigo.
Luchas.
Razones.
Dolor.
Sangre.
Lagrimas.
Lagrimas amargas, luego de la perdida. Luego de que la andada de problemas revolotee haciendo su caos alrededor, caos en su interior... No satisfecha aun, creyendo que debe más de lo mismo.
Puedo dejarla ir - decía alguien de voz dulce - Después de todo, es normal ¿no? - sonreía. Veía al vacío, sin querer aceptar lo ocurrido. Le veía, no entendía. La guerra también venia acompañada de la muerte, del final de lazos, de la vida de ella a quien tanto quería.
Pero no venía acompañada de la aceptación.
Fue ahí en medio del escenario, cuando cayó de rodillas, deshecha, dejando caer más lagrimas, silenciosas, calladas, enormes... Ya no podían lavar nada de lo sucedido. La sangre era tóxica, al igual que el ambiente. Ya no tenía nada que hacer.
Perder.
Extrañar.
Entender.
Ver como la guerra continuaba arrebatando sus sueños, en instantes, en pequeñas milésimas de tiempo, desgarrandole, sacandole todo de una vez, sintiendo como pedazos de ella se le desprendían del cuerpo, dejando que por las fisuras se colara el frío. Tratando de repararles, de pegarlos a sí de nuevo.
Tratando de traer de vuelta la vida que le habían arrebatado a ella. Ni el Tenseijutsu servía ya.
Y entre la multitud, comenzaron a intentar, a tratar... No deseaban rendirse. No otra vez. Ya eran demasiadas perdidas para tan poco tiempo. Cualquier elemento o técnica sería bien recibida, pero no podían. La toxicidad del cuerpo comenzaba a afectarles, haciéndoles retroceder en consecuencia, impidiendo el avance, ¿Cuanto más debía padecer?, la toxicidad seguia viva en ella, no la dejaba en paz. Jamás la dejo en paz.
Porqué era lo que ella había asumido. La carga del mal, condensada en poder. No era su culpa, era el destino, el que escogió.
Sin arrepentimiento.
Sin quejas.
Lo sabia.
Todo ella lo sabia.
Todo ella lo asumió. Lo perdió. Pero solo ella. Por qué todos habían vivido, menos ella. Todo con el fin de protegerlos, de darles la vida que ella tanto anhelaba para sus semejantes. ¿Nobleza? Quizá. Lo que sea que fuera, ahora era eterno.
Ahora llueve. Una, dos y tres veces. Las gotas caían con fuerza.
El miasma se desvanecia casi por completo, la sangre era lavada del rostro de la muchacha. Fisicamente ya no era la misma, pero aun envelecida por el sueño eterno se le veía sonriente. Mantendría su cuerpo, sus impulsos... Sus manos ahora se entrelazarian eternamente, hasta lo profundo, solo por una noche, eterna, abrazada a su fortaleza, concibiendo en esta su ultimo recuerdo.
No había perdido su esencia. Seguiría siendo la misma.
Mujer.
Amorosa.
Seria.
Fuerte.
Temperamental.
Sensible.